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Ago 30

La Filosofia de lo Implicito

  • 30/08/2016
  • Malvina Salas
  • Artículos y Publicaciones

Elena M Frezza

“Permanece aquí temblando como una gota de mercurio. Este momento… Cada momento, si existe genuinamente dentro de ti, te regala lo que necesitas”. Rumi (poeta del siglo XII)

Imaginemos un iceberg. Sobre la superficie calma del agua se levanta una pequeña montaña de hielo. Tiene apenas algunos centímetros de diámetro, y en su superficie brillante se ve todo lo que puede mostrar.

Parece no haber nada más allí, y sin embargo, cuando nos acercamos y miramos hacia abajo, hacia lo que está oculto bajo el agua, encontramos más y más bloque de hielo extendiéndose hacia todas las direcciones. Hay más de lo que se ve, más de lo que podemos nombrar o describir, tanto, que llega hasta donde ya nuestra mirada no alcanza, pero sí puede aparecer en nuestra experiencia una clara sensación de “algo más”…

Esta imagen del iceberg resulta muy ilustrativa en sí misma para comenzar a explorar lo que Eugene Gendlin llama la Filosofía de lo Implícito:

“Es común en nuestra profesión hablar de conectarse con los sentimientos. Lo que yo propongo es diferente. En primer lugar, es diferente porque mayormente conectarnos con los sentimientos hace que nos conectemos con los sentimientos que uno ya conoce. Si te preguntara cuáles son tus sentimientos en este momento, ¿cuáles serían? Creo que los que encontraste ya te son familiares, sería mucho mejor para ti no conectarte con ellos nuevamente porque ya lo has hecho lo suficiente.  En vez de esto, lo importante es sentir en qué lugar estás trabado, detenido, buscar una sensación de frontera.

  Este lugar limítrofe sentido es la sensación del todo del problema. Es una sensación más holística, de cómo se siente lo no resuelto en su totalidad. Esto es algo que generalmente se siente poco claro ya que es algo que se puede sentir como sensación, pero no comprenderlo aún.

  Una de las tareas de un terapeuta o counselor, en mi opinión, es ayudar a las personas a permanecer en este lugar poco claro de su experiencia…

  Las personas creen que deben ser claras en su discurso. El counselor/terapeuta podría proponer: ‘¿Ahora que escuchamos todo esto, ¿podríamos detenernos y permanecer en ese lugar poco claro?’. Se produce, entonces, como un aquietamiento y un permanecer totalmente necesarios”. (Gendlin 1977) 

Generalmente lo que la persona trae a consulta en su discurso pertenece al mundo de lo explícito, que es la punta del iceberg. Pensamientos, palabras, imágenes, sentimientos, sensaciones físicas, recuerdos que aparecen a través de imágenes y de palabras, todo tipo de conceptos  emociones que tienen que ver con lo ya sabido de sí, lo que ya puede expresar desde su experiencia acerca de cualquier conflicto que esté transitando.

Hablando de la relación con su madre, con mucha tristeza y llorando Susana me dice: “Me acuerdo que cuando era chiquitita, me agarraba a las piernas de mi mamá para que no me dejara sola en la escuela…”. Está expresando en su discurso toda una experiencia conocida, traída al presente, vivida en el aquí y el ahora.

Lo que ya sabe acerca de esta relación, si bien es información muy valiosa para comenzar a explorar la totalidad del significado que contiene por debajo lo expresado, generalmente no es suficiente para facilitar la transformación significativa en su proceso terapéutico y lograr resultados positivos, duraderos, significativos y sostenibles en el tiempo en su vida. En esa experiencia, hay mucho más implícito que aún no ha sido simbolizado.

Entonces ¿qué se hace con Focusing? Todo lo que pertenece al mundo de lo explícito es una llave de entrada, es una puerta para entrar al mundo de lo implícito. El discurso de un consultante, su experiencia sentida expresamente es tomada, y luego una PAUSA… siguiendo el ejemplo de esta consultante que me hablaba de lo que le pasó con su madre cuando era chiquita. Escucho, y luego podría decir: “¿Cómo se siente ahora, acá, en este momento esta niñita o el recuerdo de esta niñita?… Cómo sería permanecer acompañando un instante esto que trae: la niñita… con su tapadito azul… agarrada de la mamá… ¿Cómo se siente en tu cuerpo?… ¿Dónde aparece? (señalando la zona del pecho, estómago y abdomen con la mano)”.

Ahí es cuando comienza Focusing, porque el discurso de la persona inmediatamente toma un giro diferente en cuanto a tiempo, en cuanto a forma, generalmente se hace más lento, se hace más dubitativo: “Es como una sensación que aparece, no acá, sino más abajo. Es como una soledad acá en la panza, algo que se siente como vacío, como solo acá en la panza…”

Empezamos a entrar en el mundo de lo implícito, en el bloque del iceberg que está debajo de la superficie.

Al salir de lo explícito, posibilito un acercamiento a la experiencia implícita; y en ese vasto territorio de lo implícito está la sensación sentida.

La acompaño para que empiece a nombrar: ese algo aparece y se siente como un vacío. Ahí hay una palabra nueva: “soledad”, palabra que no estaba explicitada antes, y que solo recién sale a la superficie. A medida que vamos acompañando, le permitimos volver a sumergirse en lo implícito para buscar más, pidiendo que se describa, quizás algo se devele del significado de esto que antes no era claro: …“Aparece como un bebé ahora en este espacio, ya no está vacío, hay como un bebé…”, surgen lágrimas y el propio deseo de ser madre. Volvemos a lo explícito:  hay una figura, una imagen y con ella emociones, sensaciones nuevas.

Posiblemente es lo único que pase en esa sesión, pero ya no está más la niñita agarrada de la pierna de la mamá, ahora estamos trabajando sobre algo muy nuevo. Es un espacio que estaba vacío y que lo nuevo, “el deseo de ser madre…”, vuelve totalmente distinto.

Muchas veces, cuando no podemos llegar a este material implícito, la manera que tiene de mostrarse o llamar la atención o de nombrarse es a través de síntomas, síntomas físicos o psíquicos. Porque justamente lo que estamos queriendo simbolizar es lo que está siendo accesible a nuestra conciencia: no podemos simbolizar lo que no sabemos. Se trata de un material disponible a la conciencia, pero aún no ordenado: no tiene forma, es pre-conceptual, es pre-verbal y está ahí como empujando para salir.

Por eso es tan importante lo que ha creado Gendlin, porque nos ayuda y nos muestra “el cómo” llegar a lugares profundos de conciencia para poder simbolizarlos, explorarlos, asombrarnos, completar su significado y tomar un rol protagónico en nuestras vidas, recuperando el saber de este cuerpo experiencial que somos y la dirección hacia la integración.

Para que este algo internamente sentido pueda hacerse accesible a nuestra conciencia, necesita una PAUSA, un detenerse, una presencia silenciosa, genuina, legítima, como una dulce espera… que va a posibilitar el nacimiento de algo nuevo.

Dice Marion Hendricks: “Este proceso liberador implica la habilidad de poder decir –gestual o verbalmente- en cualquier situación durante la consulta: ‘A ver… espera un momento’, como una invitación a la pausa.  Esa pausa crea un espacio interno en el cual la persona puede preguntarse: ‘¿Cómo es todo esto para mí?’; ‘¿Cuál es mi sensación acerca de toda esta situación?’ Y poder así focalizar sobre su propia experiencia sentida acerca de algo. Nuestro estar, nuestra presencia, nuestra escucha se dirige a ese algo aún no conceptualizado de nuestra experiencia, a ese algo sin forma, creando un espacio sin amenazas para que pueda manifestarse, nombrarse, desplegarse, tomar forma.

La puerta de acceso a lo implícito de nuestra experiencia es la sensación sentida y esta se simboliza a través de gestos, imágenes, sonidos, palabras.

Su lenguaje favorito para comenzar a develar significado son las imágenes, de allí que el lenguaje metafórico sea muy común en un proceso de Focusing: “me siento como un árbol en el medio de un lago, es como una soga gruesa que se hace un nudo y me aprieta la garganta y no puedo respirar, una tabla en la panza llena de pinchos para adentro, un campo verde con un bosque en el fondo, sin flores, pasto verde, muy verde, y una brisa…”

De allí la importancia de las intervenciones del terapeuta, counselor o escuchante, ya que si estas no se ajustan a esa experiencia sentida, pueden detener el proceso en vez de llevarlo adelante experiencialmente.

El diálogo entre lo explícito y lo implícito

Veamos un ejemplo simple de esta danza entre lo implícito y lo explícito en un mini proceso experiencial de Focusing:

“Adela estaba pasando por un momento crítico de su vida, su hijo con cáncer siendo muy joven bajo los efectos devastadores de la quimioterapia a la que era sometido… Llegó al consultorio y con mucha tranquilidad comenzó a contarme por todo lo que estaba pasando. Ante algo que le raspaba en la garganta la invité a acompañar unos minutos eso que raspaba –es una consultante muy familiarizada con Focusing–  y con un Ahhh cerró los ojos lentamente para encontrarse con la sorpresa de que su garganta se sentía bien… pero había algo en su pecho, al principio una sensación poco clara, como algo plano de cemento, un patio… como un patio de colegio, sin verde… Mis intervenciones se limitaban a reflejar y acompañar con curiosidad eso que comenzaba a surgir en ella con esa forma, algo con esa forma se estaba tratando de mostrar completándose a medida que era acompañado, legitimándolo, sin interpretaciones ni sugerencias acerca de qué podría significar. Tan solo permaneciendo y facilitando el espacio interno no amenazante para que continuara su proceso de develación. “Es como una pista… eso, como una pista de cemento…, como la de un aeropuerto… (silencio) …, me aparece la palabra espera… espera… (silencio)…¡ESPERANZA!…eso es ESPERANZA… ¡la había perdido! Apareció un suspiro, un gran alivio corporal, sus mejillas tomaron un color rosado, se iluminó su cara con una sonrisa de haber encontrado algo tan valioso. Simplemente reflejé, no solo la palabra, sino la intensidad, el tono, sus gestos, desde un lugar interno de mi experiencia sentida al acompañar la develación de su proceso experiencial. “¡La había perdido!” Adela tenía la fe y la caridad (ella es muy religiosa), pero había perdido la esperanza: “Y la encontré aquí adentro mío… no está más la pista, hay como un color verde… verde esmeralda… y brilla… una gema color esmeralda…así quiero estar con mi hijo, con fe, ESPERANZA y caridad.”

Aquí volvemos a la escucha empática sentida como herramienta esencial  y al reflejo simple para que el símbolo que le devolvamos a nuestro consultante sea certero y facilitar así el llevar del significado que viene de lo implícito, con toda su riqueza e información. O sea que lo implícito comienza a hacerse explícito a través de los símbolos certeros que devienen del terapeuta o counselor. A través de lo que funciona, llegamos a lo que no funciona.

Desde Focusing, es una manera de dialogar con el significado sentido del otro para que construya su propio significado. Y desde la palabra del mundo se puede encontrar la palabra propia, ya que cada palabra periférica tiene un significado implícito profundo.

Su polo complementario es lo explícito, que es lo que sé de mí, lo que está disponible a mi conciencia, todas las definiciones y explicaciones acerca de mis experiencias, emociones, sensaciones,sentimientos, recuerdos. Lo explícito es el reino de los símbolos y de las formas claramente delimitadas. Son las palabras, las imágenes, las emociones, los pensamientos y las sensaciones corporales bien definidas.

Esto que sé de mí –como explica Gendlin- es una puerta de entrada, un medio por el cual puedo acceder a lo que aún no está disponible a mi conciencia pero que está tan vivo en mí como lo otro. Desde lo implícito nace lo nuevo y ese modo de espera de lo nuevo modifica todo el acontecimiento, es decir, la situación, la emoción, el sentimiento, el vínculo. Entonces, la palabra que surja desde este lugar va a ser otra, la imagen que se configure va a ser diferente, las emociones van a transformarse, algo nuevo de nuestro ser  va a estar disponible para entablar un nuevo vínculo con otro ser.

En un proceso de Focusing estos dos planos aparecen en un diálogo que nutre a ambos y les da sentido. Se crea un vínculo fluido con nuestra experiencia que nos permite desplegarnos, inventamos y re-significarnos una y otra vez desde una profundidad que va más allá de lo ya conocido, de lo que ya sabemos. Es en la dialéctica entre estos dos mundos donde se logran la completitud y la integración para ser cada día más plena y sanamente quienes somos.

Gendlin escribió en 1996: “La Terapia no consiste principalmente en experiencias definidas o familiares, conocidas, ya sea con respecto a emociones, acciones, imágenes o sueños. La Terapia es más bien un proceso que involucra principalmente a la experiencia antes de que esta se convierta en un definido ‘paquete’ y después cuando se sumerge nuevamente en la zona que bordea la conciencia

Focusing no busca la repetición de emociones, pensamientos y sus sentimientos concomitantes sino más bien echar luz sobre la posibilidad de una nueva conciencia sobre las mismas situaciones, la que inevitablemente traerá una nueva acción. El “llevar hacia delante” es un movimiento que nos lleva hacia la posibilidad de tomar decisiones y de estar en el mundo desde nuestra potencia, a partir de quien genuinamente somos. Es decir, accionar, movernos hacia el desarrollo pleno de nuestro ser. Tiene que ver con poder potenciar lo que somos en potencia, llevar a la acción nuestro ser en el mundo y ser en el mundo desde la potencia que soy.

Relacionándonos desde este lugar, nuestro cuerpo experimenta una sensación de paz que nos indica que hemos tenido una experiencia de “llevar hacia adelante” el proceso), y esta sensación de tranquilidad indica que algo ha cambiado, que tiene que ver con la cualidad en el estar, en el existir, en el sentirnos cuerpo, una emoción devenida de algo que se abre y se siente bien, más allá de la lógica, sabiendo que es un paso en un proceso que es mucho más amplio y trascendente que ese momento.

Para dar ese paso ha sido necesario entrar por la puerta de lo explícito, hacia la profundidad de lo que necesita ser escuchado, lo que está allí sediento y hambriento de nuevas palabras para expresarse. Lo que hay en el plano de lo implícito necesita protagonismo, estar presente en nuestra vida, estar y existir en lo explícito.

Desde este lugar de nuestra experiencia sentida, al principio poco clara y difusa, surge siempre lo nuevo, el contacto con una realidad de nuestro ser hasta este momento desconocida, casi imperceptible, al mismo tiempo presente y urgida de ser finalmente escuchada. Esto nuevo trae consigo la posibilidad de la transformación significativa de la persona. Cuando se nombra hay una sensación de alivio físicamente sentida, como de agradecimiento interior, de certeza, de contacto profundo con lo más genuino del ser, que siempre conlleva un paso en la dirección de regreso a uno mismo.

Gendlin explica: “En Focusing como Terapia Experiencial, el movimiento terapéutico deviene del acto de atender a, responder a, y por algunos segundos acompañar a la sensación sentida que está por debajo de lo que ya está claro

Se hace una PAUSA, totalmente necesaria, que nos permite permanecer en el borde, en el lugar de frontera, en ese lugar que, retomando la figura del Iceberg, es el límite entre lo que se ve y la profundidad de lo que aún se desconoce. En ese lugar hay un instante de incomodidad, de tensión, la tensión que antecede el descubrir, el sumergirse en el acontecer. En ese espacio universo, ese espacio cuerpo, ese espacio misterio, ese espacio de consulta interna, se facilita la aparición, la invitación, la creación de una sensación sentida comenzando a explorar lo pre-conceptual, pre-simbólico, la no forma. En ese material disponible aún no simbolizado, no consciente de una manera explícita, tocamos niveles del experiencing profundos a partir de los cuales la simbolización de la experiencia va a traer algo nuevo. En ese momento la  tensión desaparece dando lugar al alivio del alumbramiento. El organismo se calma una vez que puede re significar su experiencia. Esta es la riqueza del Focusing, esto es lo que lo hace sagrado.

“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claro oscuro surgen los milagros” (Antonio Gramsci, 1891, filósofo italiano)

Por eso es muy importante crear el espacio con las condiciones necesarias largamente expuestas e investigadas por Carl Rogers: la congruencia, la aceptación incondicional, la comprensión empática, para que esto que viene a nombrarse pueda hacerlo libre de amenazas, condicionamientos, juicios, descalificación o de cualquier intervención intrusiva o interpretativa que pueda interrumpir el devenir del proceso experiencial.

Gendlin investiga y descubre la piedra fundamental: el respeto por la experiencia físicamente sentida, la “sensación sentida”, como foco en el cual tanto el consultante como el counselor/terapeuta se centran constantemente durante un proceso, facilitando a las personas liberarse de aprensiones internas, de roles, estructuras y definiciones impuestas desde afuera, de demandas institucionales e ideologías, y pone el énfasis en legitimar en cada persona su “acertada sensación de ser”.

Mearns y Thorne, referentes de la continuidad de la obra de Carl Rogers, en su libro El Enfoque Centrado en la Persona Hoy, proponen ampliar la definición del Self propuesta por Carl Rogers, quien tenía –de acuerdo a ellos- muy clara la naturaleza pragmática de su decisión de limitar la definición del Selfa aquello disponible en la conciencia de la persona.

Dicen: “Aunque no las incluye en su definición del Self, Rogers reconoce la influencia de otras dimensiones de la existencia de la persona en la conducta. “La conducta, a veces, está regulada por el Self, y otras

veces por aquellos aspectos de la experiencia del organismo que no están

incluidos dentro del Self.” (Rogers, 1959). Proponemos una ligera pero importante re configuración del concepto de Self de Rogers a fin de incluir este material “al borde de la conciencia”, incluso aquel que todavía no ha sido aceptado por la persona como parte de su auto concepto”. (…Puede parecer un paso obvio e insignificante ampliar la definición del Self de tal forma que Self = Autoconcepto +“Material al borde de la conciencia”, pero es un paso importante. De golpe hemos incluido en el ámbito teórico el Focusing como dimensión de la Terapia Centrada en la Persona”.

Afirman que “Una característica distintiva e importante de la Terapia Centrada en la Persona es que no bucea en el inconsciente, sino que trabaja en el marco de lo consciente y, sugerimos nosotros, en la conciencia emergente del cliente (…). Por definición entramos en áreas que todavía no pueden ser conocidas por el cliente y en las que, también por definición, el cliente no puede ser el experto, consideramos que la sensación sentida como emergente de alguna de las configuraciones del Self, re introduce al cliente en su condición de experto sobre su propia vida, y le devuelve el poder, indicándonos, por ende, la importancia del Focusing en este proceso”.

Todos congelados

En lo implícito accedemos a lo que Gendlin llama “los todos congelados” (frozen wholes), que son las experiencias que están estáticas, que todavía no están en movimiento. Son aspectos experienciales que se llegan a detener un día y de pronto “sentimos” que algo no está funcionando implícitamente.

 “Este estado determina un modo de experiencing que es particular. Se caracteriza por estar ligado o anclado estructuralmente, deteniéndose en su funcionamiento implícito, haciéndose repetitivo en lugar de cambiante; es un esquema reiterativo y no aporta nada al proceso de experiencing”. (Ver Cap. Experiencing) “Se aprecia además, una postergación afectiva en que los contenidos se experimentan como lejanos a sí mismo. Expresiones como: soy el espectador de mi propia conducta, la vida sigue muy bien mientras yo estoy en un cuarto oscuro, apenas lapuedo escuchar, no estoy viviendo, constituyen un buen ejemplo de este modo rígido. Es imposible así captar la riqueza y los detalles de la situación presente. (…) En el modo rígido de experienciar, todo proceso presente “se pierde”. (…) Los aspectos ligados estructuralmente no están en proceso.

Para Gendlin, reconstruir el proceso es poner a funcionar la interacción que estaba detenida. (…) Cuando se ha recuperado la interacción se dice entonces que, el individuo ha entrado en proceso. (…) Aquellos aspectos detenidos comienzan a entrar en proceso.”

Recuerdo expresiones de algunos de mis consultantes, tales como:

– “Yo estoy aquí y hay otra que vive y toma decisiones como un títere

sostenido por hilos que yo no manejo…y estoy aquí como mirando lo que hace esa que no soy yo…”

– “Ya basta, ahora yo quiero apropiarme de mi vida, que alguien la vivió sin darme cuenta. ¿Dónde estaba yo…?!”

Paola llegó a mí con una historia de penosos episodios de pánico en

diferentes áreas de su vida. Pero en esta ocasión su urgencia era poder

viajar en avión sin sentirse morir en el intento. Tenía programado un viaje

muy deseado y a la vez aterrador por los síntomas que la invalidaban: falta de aire, palpitaciones, angustia de muerte, flojedad en las piernas, entre

otros.

Muy lentamente y con mucho cuidado entramos a su espacio interior ya conocido por ella. Y en un momento, durante el proceso, con asombro dice: “Veo una niña, con los brazos abiertos, la boca abierta como en u grito… como si se hubiese estampado contra un vidrio…”. La invité a

acompañar a esta niña en ese estado, con lo cual  fue acercándose

internamente a ella, pudiéndose ver a sí misma alrededor de los cinco años.

Hubo silencios prolongados, una angustia muy grande invadió su pecho y comenzó a llorar con una congoja que nunca había manifestado antes “no puedo creer, no puedo creer…que haya pasado esto… (llora)… y siempre supe que algo había pasado cuando murió papá pero no sabía

qué… (llora) …y ahora lo recuerdo y entiendo… (llora) …es terrible, cómo

pudieron hacerle esto a una nena tan chiquita? (llora)…”.

Entonces, en ese punto, recordó que antes de morir su padre, estando él ya muy enfermo, una mañana la despertaron, la vistieron muy bonita y le dijeron que esperara en su cuarto que la iban a venir a buscar. Ella escuchaba murmullos afuera de la puerta sin saber qué era lo que estaba pasando. Cuando finalmente llegan a buscarla, la llevan al dormitorio de su padre donde lo estaban velando y la alzan para que le diera un beso de despedida a su padre muerto. A partir de este proceso tan revelador y doloroso, esta experiencia traumática “congelada” comenzó a funcionar nuevamente incluyendo un sinnúmero de significados implícitos en la situación presente, con la experiencia emocional de los contenidos ahora simbolizados, de un significado oculto, de un sentimiento que no funcionaba implícitamente, que no se sentía.

“…el individuo siente que los sentimientos siempre han estado allí, de alguna manera, pero no se sentían. (Gendlin T.C.P. Pág. 80Para que una experiencia congelada pueda continuar ese proceso

detenido, como en el cuento de la bella durmiente, necesita un beso de amor: de allí que en la respuesta y en la actitud de quien escucha son necesarios la amorosidad, la aceptación, el permanecer, la Presencia en el

acompañar; porque a esa experiencia congelada necesitamos brindarle un lugar “a salvo” para que pueda despertar.

Nuestro cuerpo sabe lo que debió haber sido nuestra vida antes de ser re-moldeada, deformada… entonces, acceder a ese lugar en nosotros nos permite recuperar su forma, su dirección. El ser organísmico necesita desplegarse en su totalidad, en toda su plenitud. Esa es –según Gendlin- su tendencia, el cuerpo “vivenciando” como parte de la experiencia y como forma de acceder a ella y significarla en toda su complejidad. A través de Focusing podemos volver a la fuente de dirección. Ese espacio es el recinto de significado, diferente para cada uno de nosotros, vivo, dinámico, con la potencia de abrir caminos, de ser creación.

“Focusing…nos lleva a un territorio no familiar, el reino del potencial creativo que generalmente consideramos territorio de artistas e inventores.” (Eugene Gendlin) 

Focusing es un ejercicio permanente del amor. Cuando podemos acompañar empáticamente lo que aparece y eso se siente legitimado, el amor es ineludible.

Miguel Angel decía que él no esculpía, que en el mármol o en la piedra estaba ya  implícita su escultura. Me imagino Carrara, el mármol, su existencia silenciosa, paciente, anhelante por ser descubierta, por manifestarse, siendo el hombre su instrumento y también la piedra misma. Imagino a Miguel Angel en el momento en que sus ojos se posan sobre ella sintiéndola viva, palpitante, virgen. Y sus manos animándose a palparla, sintiendo su calor más allá de esa aparente frialdad de piedra sin vida, aún sin forma, y a partir de sumergirse en esa experiencia de encuentro… el surgir de una “gran obra”.

Jorge Luís Borges cuando habla de la poesía, nos dice: “Cuando yo escribo tengo la sensación de que ese algo preexiste… Las cosas son así. Son así, pero están escondidas, y mi deber de poeta es encontrarlas”.

Nuestro deber como personas es encontrarnos, descubrirnos, recordarnos, inventarnos. Nuestro deber como terapeutas o counselors es facilitar y acompañar a nuestros consultantes en ese re-encontrarse.

 

Citas:

1-Martini Siems: Tu cuerpo sabe la respuesta. Ediciones Mensajero.  Capítulo 2. 

2-Eugene T. Gendlin: Psychology New Frontiers, Gardner Press Inc. 1977. Cap. 8  3-Marion N. Hendricks (2001): “Focusing Oriented/Experiential

Psychotherapy”.(*)-Edgardo Riveros: “El nuevo paradigama del Experiencing” (2000)

LOM Ediciones

 

Trabajo en clase

¿Qué me significa saber que cuento con el universo de “lo implícito”  en mí mismo?

– De lo incierto y el miedo, al desafío y la necesidad de algo poderoso en mí y en el otro. Algo puramente humano y más… Un universo a descubrir. Caro

– Lo implícito es para mí una matriz de conexión entre el cielo y la tierra, mi presente, mi pasado y mi futuro. Es un gran reservorio de potencia, una expansión de mi ser. Marina

– Una certeza tranquila y alegre de saber que la fuente está dentro de mí. Allí puedo bucear y encontrar mis respuestas.  Mariana

– Es la historia que se escribe sola y en silencio. Claudia

– Saber que tengo este universo de lo implícito a mi disposición me trae: vastedad, profundidad, distensión y movimiento, expansión y seguridad. Puedo flotar con movimientos oscilantes, como sin límites. Soledad

– Poder descubrir ese enigma que se encierra dentro mío, dándome la posibilidad de develarlo.  Sara

– Algo que no pide ser explicado, sino validado y escuchado. Alejandro

– Puedo darme un espacio para poder escuchar y ser escuchada, para

recibir apoyos y para poder hacer bien las cosas que quiero. Y para ser

feliz. Marta

– La libertad de un camino de certeza de mi vida en su totalidad. Sonia

– El misterio de un proceso vivo. Juan Carlos

– Más allá de la percepción, apertura a otro mundo. Jorge

Ejercicio

Tomando la imagen del iceberg, te invito a encontrar una situación en tu vida que necesites seguir explorando. Puede ser una decisión que necesites tomar, puede ser algún conflicto no resuelto, en lo laboral o en lo vincular, o algo en particular que esté sucediendo en tu vida en este momento y necesites acompañar.

Mientras te vas conectando con esta situación seguramente van a ir

apareciendo recuerdos, imágenes de distintos momentos, pensamientos, emociones, tal vez gestos o sensaciones definidas de cómo es eso para ti, etc…

Te propongo que escribas en una hoja, como si estuvieses en la parte visible del iceberg, todo lo que sabes, recuerdas, piensas o conoces acerca de esa situación, tanto en lo emocional como en lo cognitivo. Toma todo el tiempo que necesites…

Ahora, te invito a encontrar un lugar en el que puedas sentirte seguro y tranquilo, puedes sentarte en tu sillón favorito o recostarte en la cama de tu cuarto y lentamente vete cerrando los ojos… conectándote con tu respiración, explorando hasta dónde llega el aire, notando el movimiento de tu cuerpo en cada inhalación y exhalación, sintiendo el contacto de todas las partes de tu cuerpo que estén apoyadas sobre el piso… sobre el sillón… sobre los almohadones… entregándote a ese sostén… ¿Cómo se siente poder entregarme a esto que me sostiene…?

Lleva el aire con tu imaginación a explorarte internamente desde tus pies recorriéndote hasta tu cabeza, deteniéndote, si fuese necesario, en algún lugar en el cual haya más tensión, cansancio o dolor… o una energía de bienestar y vitalidad.

Volviendo a tu respiración, fíjate si con el aire puedes comenzar a acompañarte internamente recorriendo el espacio interior de tu garganta… de tu pecho… de tu estómago… y de tu abdomen. Nota si puedes permanecer allí con una actitud de curiosidad, e invita a esa situación que tú elegiste a que visite tu espacio interior…

Sin apuro ni exigencias… acompaña lo que sea que aparezca en el estado en que esté y nota si algo cambia internamente. Tal vez surja alguna imagen o una sensación poco clara… quizás algo se apriete o algo se distienda… posiblemente surja una palabra… alguna emoción… una frase… recuerda que los tiempos internos pueden ser lentos, y que eso nuevo para ti sobre esa situación necesita tomar forma y ser acompañado y escuchado con compasión.

Podrías preguntarle a esto que se está formando: ¿qué es lo que todo esto trae para mí?…, ¿qué es lo que esto necesita recibir para sentirse un poco mejor o tomar esta decisión o qué paso necesita dar para la resolución de este conflicto…?

Permanece acompañando sin críticas ni expectativas… dejando simplemente que estas preguntas resuenen en este estar con la totalidad que implica esta situación… (PAUSA)

Posiblemente surja una cualidad de energía diferente, tal vez sientas alguna modificación en tu cuerpo… simplemente, recibe y si es posible agradece lo que sea que haya surgido a partir de esta experiencia.

Lentamente, toma dos o tres inspiraciones profundas para volver con tu atención a este lugar en el que estás, sintiendo nuevamente el contacto de tu cuerpo con tus apoyos, moviendo las manos, los pies, o cualquier parte de tu cuerpo que necesites… abriendo los ojos a tu tiempo… y en silencio da vuelta la hoja, en la que habías escrito lo que ya sabías acerca de esta situación, como si estuvieras en la parte del iceberg no visible. Te invito a escribir lo nuevo que haya aparecido durante esta experiencia.

Puedes repetir este ejercicio todas las veces que sea necesario.

 

 

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