Elena M Frezza
Después de muchos años de horrorosos dolores de espalda, habiendo probado todo tipo de ayuda, física y emocional, incluyendo una infructuosa cirugía de hernia de disco y de recibir una sentencia de los médicos diciendo: “Usted tiene que aprender a vivir con esto”, necesitaba encontrar un modo amoroso conmigo, con todo ese dolor, una forma en que yo pudiera sentirme escuchada sin juicio y mirada sin descalificación.
Necesitaba sentirme Elena otra vez, a quien había perdido en algún lugar de ese dolor y eso era lo más doloroso de todo. Durante esos años yo vivía en Estados Unidos. Al pasar el tiempo, cuando regresé junto a mi familia a la Argentina, quise comprender, escuchar y acompañar el padecimiento humano a través de mi propio sufrimiento.
Entonces estudié Counseling desde la mirada de Carl Rogers, y su Enfoque Centrado en la Persona. Ir conociendo a Carl Rogers me devolvió la fe en la naturaleza humana y me enseñó el modo de establecer una relación conmigo misma que fuera aceptante, respetuosa, suave y a su vez poderosa. Deseaba profundamente asistir al Foro Internacional del ECP en Brasil durante Agosto de 1989. Iba a encontrarme con mucha gente interesante de tantos países diferentes trabajando desde este Enfoque.
Mi dolor y yo fuimos juntos, excitados y felices ¡Y entonces ocurrió el milagro! Me encontré con mi hoy queridísima amiga y maestra, Ann Weiser Cornell, quien presentaba un taller sobre Focusing. Algo en mí, quizás la parte que siempre supo que los médicos estaban equivocados, me llevó a su taller, donde pude tocar un lugar interno en mí que nunca había visitado, ciertamente mucho menos de una manera amorosa y tierna. Mi cuerpo dijo: “¡Yo quiero más de esto!”
Así fue que empecé mi formación en 1990, en Nueva York, donde Ann enseñaba los niveles de Focusing I y II. Compré todos sus cassettes, los traduje al castellano y empecé a enseñar a mis colegas. En esa época no existían las computadoras, ni los teléfonos celulares, tampoco había bibliografía de Focusing en Español aquí, así es que yo viajaba, grababa, tomaba nota, traducía, mi amiga Patricia me lo pasaba a máquina,y así, iba armando las fichas para poder enseñar.
Ese mismo año co-fundé “Holos”, el Primer Centro Argentino de Psicología Humanística y Counseling, desde el Enfoque Centrado en la Persona. Para ese entonces yo ya había estado en Chicago y había recibido entrenamiento de Mary McGuire y Janet Klein, dos maravillosas maestras. Volví a casa y traduje sus ejercicios y apuntes al español. Empecé a enseñarlo a mis estudiantes de Counseling, y gradualmente fui encontrando un modo de adaptar Focusing a nuestra cultura, creando una formación que integraba los aportes, para mí fundamentales, de cada uno de mis maestros; aprendí muchísimo también de mis estudiantes y de su sabiduría corporal.
Finalmente conocí a Eugene Gendlin en un weeklong en Chicago en1992, ¡Tuve tanta suerte! en esos días el enseñaba mucho y hacia demostraciones cómo aún las hace. Me sentí tan honrada, era como estar en la presencia de este genio, sólo para darme cuenta, de que era un ser humano humilde, amoroso y cuidadoso. Mi amor y gratitud hacia él van a trascender mi vida y mi país, hasta que un día el mundo esté listo para escuchar y entender su creación y seguramente entonces “algo” en el mundo va a cambiar…Ha sido y es desde entonce mi gran maestro y mi gran amigo, su mirada va acompañarme toda la vida…Cuando estoy con él, él está siempre allí, y esto hace posible que yo esté allí también…
En 1996 fui nombrada por Eugene Gendlin Coordinadora Nacional durante un Congreso Internacional en Boston. Recuerdo vívidamente cuando emocionada, con mis ojos llenos de lágrimas, me encontré con la mirada intensa de Gene (como le gusta que lo llamemos) y le pregunté:
“¿Y ahora qué hago, como sigo sola en Argentina?”, me abrazó y me dijo: “Confiá en tus sensaciones (felt senses), y date tiempo”. En 1992 en “Holos” elaboramos un plan académico para presentar al Ministerio de Educación en busca de su aprobación. Había logrado incluir los dos primeros niveles de Focusing en el programa y lo enseñaba abiertamente, no sólo en Holos, sino a grupos de terapeutas profesionales del Enfoque Centrado en la Persona. Éramos unos pocos en esos días, como una familia.
Durante 5 años fuimos inspeccionados por el Ministerio de Educación. Recuerdo una vez que vino la Inspectora mientras yo estaba dando una clase de Focusing a un grupo, y, en vez de observar mi interacción con los estudiantes o los contenidos de la materia, se sumó al ejercicio. Durante el intercambio, ella no podía parar de hablar sobre lo que había experimentado y de los aspectos de su vida que habían surgido. La hora finalizó, teníamos que terminar la clase, y ella continuó, siguió contando, compartiendo su experiencia personal, interesándose en la teoría; por supuesto nos dio su aprobación y Focusing se volvió oficial en sus dos primeros niveles en la carrera de Counseling en nuestro país.
Fueron años de mucho crecimiento personal, espiritual y profesional. Me sentí siempre apoyada por mis hijos, mis socios, mis maestros y por el compromiso y aliento de todos mis alumnos. A todos les estoy profundamente agradecida. A partir de 1996 con el nombramiento del Prof. Eugene Gendlin como “Coordinadora Certificante en Argentina” representando al Focusing Institute Internacional en nuestro país, desarrollé un programa de cinco niveles, creando la primer Escuela de Focusing en el país.
En el año 2000 Marion Hendricks de Gendlin, directora del Focusing Institute International me alentó y ayudó a fundar el Focusing Institute Argentina junto con Paula Travaglini y Dolores Achaval, quienes me acompañaron durante los primeros cinco años. Para entonces, diversos grupos de alumnos se habían formado conmigo, y habían viajado a Estados Unidos para recibir su Certificación o continuar con su formación. Ya no estaba sola, un invalorable grupo humano de Focusers me acompañaban en esta tarea compartida. En Argentina, actualmente, Focusing se ha desarrollado en muchas áreas además del Counseling o la Psicoterapia. En comunidades de bajos recursos, barrios carenciados, con mujeres maltratadas y abandonadas, en comedores infantiles y micro-emprendimientos, en educación y hospitales, en áreas de neurociencias y también en las profesiones relacionadas con lo corporal y terapias alternativas, entre otros. Realizamos el primer Congreso Iberoamericano en 2007 y también hemos ahora organizado el Primer Congreso Internacional en Sudamérica en 2012.
El año pasado, Gene me invitó a ser parte del Board de Directores Internacional diciendo: “Espero aceptes.” ¿¡No es él increíble?! Cómo podría no aceptar semejante honor viniendo de él mismo y de todos los maravillosos miembros a quienes conozco y admiro tanto. Desde este nuevo lugar, me siento privilegiada, aprendiendo de los mejores maestros que pudiera haber esperado alguna vez. Nos encontramos una vez al mes por teléfono y trabajamos mucho vía mails entre reuniones. Nos reuniremos personalmente en Nueva York de ser posible una vez por año.
Estoy muy agradecida por el trabajo que han hecho todos estos años. Respiro Focusing en cada reunión, no importa cuan difíciles o delicados sean las situaciones que surgen. La escucha es ta-a-a-a-a-nnn especial, siempre concluyo con una sonrisa. Hay mucho por hacer en esta comunidad viva y en crecimiento. Hay un maravilloso proceso implícito a desplegar juntos. Sé que, cuales quieran sean las decisiones que se tomen, son parte de un cuidadoso proceso, y si algo sale mal siempre prima la determinación de explorar una y otra vez la situación hasta que eso se sienta bien.
¡Me encontré con Elena otra vez! Gracias a Focusing, la puedo encontrar cuando ella se pierde y su cuerpo empieza a doler…porque, como dice Rogers, “… Descubro cada vez más que estar vivo implica arriesgarse, actuar sin una certeza absoluta, comprometerse con la vida. Eso produce cambios y, para mí, el proceso de esos cambios es la vida. Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático viviría en la muerte. Por consiguiente acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ése es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja, excitante”. (Rogers 1979)